Cómo crear la cultura del dato y lograr una empresa data-driven

  • 09.04.2025

  • 9 min. 17 sec.

Atrás quedó el día en que tener datos y tecnología era suficiente. En este momento ya nos encontramos en un escenario mucho más sofisticado, donde el verdadero desafío radica en la cultura organizacional. Un aspecto complejo que, lamentablemente, es responsable de que fracasen un buen número de proyectos de gobernanza de datos.

Durante mi trayectoria como consultor me he encontrado con muchos escenarios donde, sobre el papel, toda la estrategia se implementa en una empresa data-driven, pero en cuanto empiezas a rascar un poco, la realidad no puede ser más diferente. La cultura organizacional hace aguas. Y aquí está el foco del problema.

 

¿Qué es y por qué triunfa la cultura data-driven?

La cultura data-driven, la de verdad, no la de boquilla, es el enfoque empresarial que coloca los datos en el centro de todas las decisiones y procesos organizacionales. Y cuando digo de todas, es realmente de todas. Incluyendo desde la alta dirección hasta los niveles operativos. Ahí es nada.

A estas alturas ya está más que claro el enorme peso que tiene el dato en el escenario empresarial de hoy en día. Por eso, para las empresas, implantar una cultura data-driven es un ejercicio urgente y necesario que les permite adaptarse al mercado actual y mantenerse competitivas. Y esto lo saben desde hace tiempo. En el ebook sobre Cultura del Dato del Club Chief Data Officer Spain & Latam ya se recogía cómo “Forrester predecía en 2022 que las empresas que puedan aprovechar el poder de sus datos crecerían entre 8 y 10 veces más rápido que la economía mundial”. Con semejante panorama, ¿quién en su sano juicio dejaría pasar este tren?

Pues la realidad es que muchas empresas. Según el estudio de Salesforce “Estado de los datos y los análisis 2023”, un 78 % de los líderes de análisis y TI afirman que sus organizaciones tienen dificultades para impulsar las prioridades del negocio con los datos. Algo totalmente entendible, ya que transformar una empresa en data-driven, por muy imprescindible que sea, supone un cambio radical y profundo en la forma de hacer las cosas. Y esto es un reto que echa para atrás al más pintado.

 

Abrazar el dato o quedarse atrás

Pese a quien pese, este es el panorama real en el que nos movemos. Los consultores nos encontramos no pocos casos en los que la cultura orientada a datos, ya sea por miedo o por falta de orientación, se termina aplicando de forma superficial y, por lo tanto, ineficientemente. O peor, es una tarea que se deja para más adelante. Indefinidamente.

Aún nos seguimos encontrando empresas que no terminan de entender lo peligroso de este “mirar hacia otro lado”. No afrontar el cambio a tiempo acarrea problemas que van desangrando poco a poco al negocio. Habitualmente son:

  1. Falta de eficiencia: sin una cultura de datos es imposible detectar a ciencia cierta la causa de los aciertos y los errores. Se trabaja a ciegas, y esto es un derroche de recursos y tiempo que ninguna empresa se puede permitir.
  2. Falta de precisión: sin datos que analizar, las decisiones se toman basándose en corazonadas o experiencias pasadas. Este enfoque reactivo, donde las estrategias empresariales se basan en intuiciones, aumenta enormemente el riesgo de error y pone en peligro la continuidad del negocio.
  3. Falta de comunicación: sin una cultura de datos adecuada, las diferentes unidades organizativas tienden a acaparar información, creando silos de datos. Esto provoca que los análisis realizados solo sean parciales, falte visión global y, por lo tanto, la toma de decisiones no sea la más acertada.

En la otra cara de la moneda, y según estudios recientes, las empresas realmente data-driven son 23 veces más propensas a adquirir clientes y 7 veces más propensas a poder retenerlos. Esta filosofía de trabajo también las hace capaces de identificar patrones y tendencias, así como áreas de mejora en los procesos operativos, lo que las hace 19 veces más propensas a ser rentables. Entonces ¿por qué las empresas retrasan esta evolución?

Yo no puedo contestar por todas las organizaciones del planeta. Pero la respuesta que me encuentro habitualmente en mi día a día es esta: no hacen el cambio porque no saben ni por dónde empezar.

Entonces, pongámonos prácticos y veamos cuál debería ser el plan de ataque general para cualquier empresa que quiera convertirse en data-driven.

 

8 pasos para implementar la cultura del dato desde la base

Aunque cada empresa es un mundo, como punto de partida para quien quiere empezar a cambiar su funcionamiento yo considero el siguiente decálogo una hoja de ruta muy eficaz:

  1. Evangelizar: para que toda la organización llegue a comprender la importancia de los datos y su papel crítico en la toma de decisiones, utilizando los datos para validar hipótesis y ajustar estrategias.
  2. Formar: para garantizar que todos los empleados sean capaces de entender y aprovechar los datos a los que tienen acceso.
  3. Actualizar: para adaptarse a la percepción moderna sobre la enorme importancia de gestión de datos eficiente.
  4. Empoderar: para implicar a todos los empleados que manejan datos críticos en el proceso de garantizar su calidad y seguridad.
  5. Modificar: para que la resistencia al cambio dé paso a una mentalidad más abierta donde el cambio es una oportunidad, no una barrera.
  6. Facilitar: para que el modelo de gobierno no sea intrusivo, entendiendo el impacto del cambio y buscando que la fricción sea mínima.
  7. Colaborar: para que exista una excelente comunicación entre la oficina de datos, arquitectura de datos y equipos de desarrollo.
  8. Democratizar: para crear una cultura que apoye un modelo de autoservicio del dato a nivel organizativo.

A partir de ahí cada organización debe hacer este esquema suyo pero, en términos generales, estos ocho pasos ayudan a sentar unas bases sólidas y a crear las inercias necesarias para reducir la fricción que suele ir asociada a procesos tan complejos.

 

Un cambio necesario

Ya hemos visto que no basta con repetir hasta la saciedad que en el panorama empresarial de hoy, convertirse en una organización data-driven no es solo una opción, sino la única forma de mantener la empresa competitiva y relevante. También debemos entender que la transformación digital es un viaje, no un destino.

Y para transitarlo con éxito es imprescindible lograr el compromiso y la implicación activa de la alta dirección. Ellos deben ser los primeros en abrazar este cambio, promoviendo una mentalidad basada en datos en toda la organización y asignando los recursos necesarios para su implementación efectiva.

Porque el esfuerzo merece la pena. Es un hecho comprobado que las organizaciones data-driven están mejor equipadas para tomar decisiones informadas, optimizar sus operaciones y ofrecer experiencias excepcionales a sus clientes. En mi experiencia, cualquier organización puede lograrlo si cuenta con una estrategia bien definida, el talento adecuado y una mentalidad flexible.

La clave, como ante cualquier desafío, es querer dar el primer paso.

Alex Bartumeus – CDO en Soolvers

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