¿Cómo medir el éxito de la transformación digital?

  • 19.11.2024

  • 10 min. 51 sec.

Hace ya tiempo que el término “transformación digital” se escucha por todas partes. Mil veces hemos oído hablar de la importancia de la gestión del cambio, de automatizar tareas y digitalizar procesos. Es un tema del que se habla mucho. Tal vez demasiado. Y con el que incluso se tiende a frivolizar.

A estas alturas, “transformar digitalmente un negocio” hasta parece una moda. Un carro al que toda empresa debe subirse y para el que todo el mundo parece tener la clave. Y como en todas las tendencias del “hacer por hacer”, al final los resultados suelen ser decepcionantes. Y esto, lamentablemente, lo vemos demasiado a menudo en el mundo de la consultoría.

Pero, sinceramente, lo que me hace levantar una ceja ya no es tanto este afán por transformar. Aquí, lo realmente preocupante es lo poco que se habla de dos cuestiones aún más importantes.

La primera es el objetivo. ¿Transformar qué y para qué? Porque si no sabes a dónde quieres llegar es muy difícil, por no decir imposible, marcar una estrategia que te lleve a tu destino.

Otra es el impacto. ¿Cómo valorar el éxito de las acciones? Esas que los empresarios tanto han oído decir que son vitales para la supervivencia de sus negocios. Porque cualquier equipo directivo sabe lo complicado que es conseguir cada año recursos para perseguir la tan cacareada transformación digital. Pero invertir, sin resultados claros, es tan descorazonador como ruinoso.

TABLA DE CONTENIDOS

  1. Nivel de madurez digital: dónde estamos y dónde queremos llegar
  2. Calcular el nivel de madurez digital, un ejercicio de honestidad
  3. El primer paso para encontrar el camino acertado
  4. Conocer el nivel de madurez digital de tu empresa es imprescindible

Nivel de madurez digital: dónde estamos y dónde queremos llegar

Volvamos a la primera cuestión importante: el objetivo. Para detectar el dónde y el por qué debemos aplicar esta transformación digital hay que empezar por conocer, dentro de los estándares, en qué punto de esa transformación nos encontramos.

La transformación digital es un proceso y, como todo proceso, debe ser cuantificable, ¿no? Entonces, ¿cómo lo medimos? Pues a través de lo que se conoce como nivel de madurez digital de la empresa.

Se trata de una forma de categorizar el grado de transformación alcanzado por la organización en ese momento concreto. Y no solo ofrece una instantánea del proceso de cambio a nivel global, también proporciona información estratégica con la que:

  1. Monitorizar el avance de la transformación.
  2. Detectar oportunidades de mejora.
  3. Optimizar la estrategia actual para facilitar el logro de los objetivos.

Pero incluso más importante que el nivel resultante en el estudio es cómo se obtiene. Para ello es necesario un análisis pormenorizado de cómo está incidiendo el proceso de transformación en las principales áreas de la organización.

Y aquí la clave está en las preguntas que propone este estudio. Preguntas afiladas como un bisturí y que inciden sobre todos y cada uno de los aspectos empresariales más relevantes, como su estrategia y cultura, sus procesos de trabajo, la tecnología implementada, la disponibilidad y uso de los datos…

 


Calcular el nivel de madurez digital, un ejercicio de honestidad

Y digo que la clave está en las preguntas porque para responderlas es imprescindible una autoevaluación y autocrítica absolutas. Aquí no vale echar balones fuera ni buscar justificaciones.

Solo respondiendo de forma totalmente honesta los resultados dejan de manifiesto tanto los logros como las ineficiencias en el proceso transformador. Y esto permite detectar de forma certera dónde se deben introducir cambios en la estrategia para lograr un avance real. Veamos a qué estilo de preguntas me refiero:

  • ¿Cómo se están utilizando las tecnologías digitales para mejorar la experiencia del cliente?
  • ¿Qué estructuras y procesos claros se han diseñado para la toma de decisiones relacionadas con la tecnología?
  • ¿Qué medidas se han implementado para proteger los datos y sistemas de la empresa?

Aquí vemos, una vez más, cómo lo que de verdad importa no es tanto el qué si no el porqué y el para qué. Y este es el enfoque que una empresa debe incorporar si quiere que su transformación digital logre un verdadero impacto, actúe sobre puntos concretos y alcance objetivos medibles.

 


El primer paso para encontrar el camino acertado

Conocer el nivel de madurez digital de una empresa es, pues, un punto de partida. Ayuda a saber en qué paso del proceso nos encontramos pero, sobre todo, muestra el camino para seguir avanzando con cabeza. Y esto aumenta las probabilidades de éxito de manera exponencial.

Gracias a este análisis podemos pasar del “transformar por transformar” a tener datos con los que poder desarrollar una verdadera hoja de ruta con objetivos claros y medibles, con un dónde y un para qué, en la que solo falta definir el cómo.

Ya hemos visto que el nivel de madurez digital es una instantánea global del punto de evolución en la que se encuentra una empresa en un momento concreto. Y esto nos lleva a la segunda de las cuestiones importantes que mencionaba al principio: el impacto. ¿Cómo cuantificamos el resultado de las acciones? Nuevamente, el análisis de madurez digital es la herramienta que buscamos.

Recordemos que la información estratégica que arroja este análisis nos permitía monitorizar el avance de la transformación. ¿Cómo? Ofreciéndonos un reflejo claro de cuál ha sido el impacto de la estrategia aplicada. Respondiendo a sus preguntas podemos evaluar el grado de acierto o fracaso de las acciones implementadas hasta el momento, identificando dónde debemos seguir mejorando.

Esa es la razón por la que evaluar el nivel de madurez digital debe ser una tarea recurrente en cualquier plan de transformación y por tanto debe ejecutarse periódicamente. Monitorizar y medir en qué se invierten los recursos es vital para asegurar un impacto positivo y el retorno de la inversión.

 


Conocer el nivel de madurez digital de tu empresa es imprescindible

Y es que el valor de la información estratégica que proporciona es enorme. La prueba es que muchas organizaciones ni siquiera han empezado a plantearse algunas de las preguntas que recoge el estudio. ¿Qué mejor manera de profundizar en la propia estrategia que enfrentándose a cuestiones que se habían pasado por alto?

Y aunque calcular el nivel de madurez digital es un proceso complejo, que debe confiarse a consultores especializados y que supone otra inversión más para las empresas, según mi experiencia es absolutamente básico. Cualquier organización que se encuentre inmersa en un proceso de transformación debería apoyarse en este análisis. Y como no soy el único que lo piensa, en Soolvers hemos querido poner esta herramienta al alcance de quien la necesite.

Nuestro cuestionario de madurez digital es totalmente gratuito y confidencial, enfocado a perfiles directivos y nos permite recoger toda la información que necesitamos para determinar con exactitud el nivel de madurez digital de un negocio. Una información clave para cualquier empresa que desee establecer prioridades y objetivos claros de cara a una transformación enfocada al dónde y al porqué. ¿Y por qué ofrecemos esta información de manera totalmente gratuita?

Pues lo he dicho al principio. La transformación del “hacer por hacer” es un sinsentido. Algo que nos encontramos en demasiadas ocasiones a la hora de realizar una consultoría. Se ha vuelto algo casi sistémico y, al final, acaba impactando a nivel global en la capacidad competitiva de los negocios de este país. Al menos, que las empresas puedan contar con un buen punto de partida. ¿Y qué mejor información que la que ofrece el análisis de madurez digital?

Ya hemos visto cómo el resultado de este análisis ayuda a corregir el rumbo de la transformación y a reducir el margen de error en la toma de decisiones. Y desde Soolvers creemos que es la herramienta adecuada para facilitar el camino hacia una transformación digital que realmente mejore la competitividad y eficiencia. Que realmente sirva para algo. Porque, al final, ¿no es eso lo que todos buscamos?

Txus Portomeñe – CEO en Soolvers

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