Transformación digital… y humana
En los últimos años, hemos hablado hasta el cansancio de la transformación digital. Las empresas, grandes o pequeñas, saben que evolucionar tecnológicamente ya no es opcional. Pero, ¿por qué hay tantas que se quedan en el camino? Mis años en consultoría me han demostrado que la respuesta no suele estar en la tecnología, sino en las personas.
TABLA DE CONTENIDOS
- El peso del factor humano en la transformación digital
- ¿Cómo centrar la transformación digital en las personas?
- Una nueva mentalidad para el proceso de cambio
El peso del factor humano en la transformación digital
En gran medida, el problema transversal que encontramos es el enfoque. Cuando las empresas deciden invertir en tecnología, en muchas ocasiones pasan por alto dos aspectos claves: el para qué y el para quién. Y no olvidemos que un proceso de transformación, en el fondo, tiene poco que ver con la tecnología y mucho que ver con las personas. Es en ellas donde se debe poner el foco, ya que son la clave del cambio verdadero y profundo en la cultura de la empresa.
Por eso, no tener en cuenta en esta ecuación un factor tan importante como es el humano supone un error garrafal. Y es algo que me he encontrado en innumerables ocasiones en los procesos de consultoría. Es crucial que las organizaciones entiendan la enorme importancia que tienen las personas en este proceso. Porque, al final, solo cuando un proceso de transformación crece apoyándose en cada uno de los integrantes de la empresa es cuando se logran las máximas garantías de éxito.
Como bien dice Genís Roca, “la tecnología es un atributo de la humanidad, y nos define como especie”. Y sin embargo su valor real depende de cómo la usemos. Bajo mi punto de vista este axioma valida completamente que nos centremos en conseguir que la tecnología tenga un impacto positivo en el equipo, en la cultura de la compañía y, en consecuencia, en el negocio.
¿Cómo centrar la transformación digital en las personas?
Cambiar el foco, por lo tanto, es imprescindible. Y para lograrlo es necesario diseñar el proceso de transformación enfocándolo en el factor humano. ¿Cómo? Para mí, la clave está en articularlo sobre cuatro ejes:
- Alinear expectativas: la dirección de la compañía debe asumir que invertir en tecnología, comprar herramientas, plataformas, licencias, etc, no garantiza los resultados esperados. Todos estos activos digitales son sólo el medio, el valor real depende de cómo el equipo los adopta. Para alinear expectativas debemos entender cómo trabajan los empleados y así poder identificar correctamente sus necesidades y desafíos.
- Capacitar a las personas: otro de los grandes desafíos es la falta de formación adecuada. ¿Cómo puedes pedirle a tu equipo que aproveche al máximo el potencial de una herramienta si no tiene el conocimiento para hacerlo? Esto no es una falta de voluntad, sino una brecha de habilidades que muchas veces no se aborda y que debemos incluir en el proceso transformador.
- Abordar la resistencia al cambio: la transformación digital genera inquietud porque implica dejar atrás lo conocido y las personas pueden percibirlo como una amenaza en lugar de como una oportunidad. Por eso es crucial que la capacitación empodere a las personas y les muestre de forma clara y concreta cómo la transformación impactará positivamente en su día a día. Implicarlos activamente en este proceso cambiará su percepción de sujetos pasivos, a los que el cambio les viene impuesto, a sujetos activos en cuyas manos está el ser motor de cambio.
- Encontrar el equilibrio apropiado entre «el ahora» y el medio y largo plazo. Un proceso de transformación digital eficiente es el que entiende que la transformación se planifica buscando que la progresión genere la mínima fricción. Y la clave para ello es identificar a qué ritmo debe introducirse el cambio para que ni las tareas ni las personas se resientan.
Construir un plan de transformación digital sobre estas cuatro premisas es lo que consigue crear la base de un cambio cultural efectivo, donde cada miembro de la organización entiende la importancia del objetivo y cuál es el papel que juega en este proceso.
Una nueva mentalidad para el proceso de cambio
Y es que en el fondo es cuestión de lógica. ¿Cómo te vas a oponer al cambio si entiendes claramente cómo va a mejorar tu día a día?
Cuando estos mensajes calan es cuando se produce un verdadero cambio en la cultura empresarial. Cuando la resistencia al cambio se supera y los empleados se convierten en los principales prescriptores de la transformación.
Ese, y no otro, es el verdadero motor de cambio al que toda empresa debería aspirar. Aquí yo he compartido la teoría. Ahora es tarea de cada uno llevarla a la práctica porque no olvidemos que el futuro de la empresa empieza hoy.
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